Investigación revela la intersección de factores de exclusión social
El proyecto de investigación «Personas en riesgo o en exclusión social y soledad no deseada», enmarcado en el Plan Elkar-EKIN de Inclusión Social, ha sacado a la luz cómo ciertos colectivos se encuentran en una posición especialmente delicada. La investigación destaca que ser mujer, inmigrante o inmigrante digital son condiciones que, al superponerse, intensifican el riesgo de exclusión. Esta situación se ve agravada en el ámbito de la salud digital, donde un 83% de las aplicaciones móviles relacionadas con la salud podrían estar en riesgo de desaparecer debido a la falta de calidad.
El impacto de la tecnología en la inclusión social
La tecnología, que debería ser una herramienta de inclusión, en ocasiones se convierte en un obstáculo más para aquellos que no tienen fácil acceso a ella o no poseen las habilidades necesarias para su manejo. Este fenómeno, conocido como la brecha digital, afecta de manera desproporcionada a ciertos grupos, poniendo de relieve la necesidad de políticas inclusivas que garanticen el acceso universal a los recursos tecnológicos.
La soledad no deseada y sus consecuencias
La soledad no deseada es otra de las aristas que se abordan en el estudio. Este fenómeno, que afecta a un número creciente de personas, tiene consecuencias devastadoras tanto a nivel psicológico como físico. El aislamiento social, exacerbado por la pandemia, ha puesto de manifiesto la importancia de desarrollar estrategias de prevención y de fomentar la conexión humana en una sociedad cada vez más digitalizada.
Desafíos y estrategias para la inclusión
Ante este panorama, el estudio propone una serie de estrategias para combatir la exclusión social. La educación en habilidades digitales, el desarrollo de aplicaciones de salud más accesibles y la creación de redes de apoyo social son algunas de las medidas sugeridas. Estas iniciativas buscan no solo prevenir la soledad no deseada sino también garantizar que la tecnología sea un puente y no una barrera para la inclusión.
El informe también hace hincapié en la importancia de la colaboración entre entidades públicas y privadas para abordar estas cuestiones de manera integral. La inclusión social es un objetivo que requiere del esfuerzo conjunto de toda la sociedad, y la tecnología, correctamente orientada, puede ser una aliada fundamental en este proceso.
Finalmente, el estudio de Mónica Sanz Ruiz de Onraita y su equipo se convierte en un llamado a la acción para todas las partes interesadas. La exclusión social es un problema complejo, pero con el conocimiento y las herramientas adecuadas, es posible construir una sociedad más justa y conectada.